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Asilo de pesadillas y miedos fueron aquellos cintos, don Francisco estaba contento de tener, por fin, aquelarre.

pero

Sus brujas son brujas de la auténtica veracidad, o sea, las brujas que son esas mujeres que envejecen torcido, mujeres que han sido muy guluzmeadoras, chillonas levantan falsos comadreantes. Las Y testimonios, las comadreadoras que van con sus tráfagos a la fuente de la calumnia.

que

Goya que las veía pasar junto a sí y que fué víctima de ellas, las conocía Y las recogió para vilipendio de esa fosa común del pudrirse humano, en que a tal juventud supersticiosa, corresponde tal vejez tenebrosa Y retorcida.

Ese elemento de vejez retestinada de las mujeres murmuradoras-«mormuradoras » las de más murmuración-era para Goya elemento contrastador de las juvenilidades de los otros cuadros.

esas vie

El elemento infernal de la vida está en jas entre adivinas, nigrománticas y sacerdotisas de la venganza, de la reacción contra la nueva belleza, de escarmentadoras de la felicidad.

Goya representaba en ellas la mala inspiración de la vida, sus corre veidilismos envenenados, sus sumurmujeantes tentaciones.

El plano moralmente oscuro estaba interpretado por aquellas brujas en que se transparentaba en Goya

como en Larra se transparenta en goyesco soneto-el odio a las alcahuetas.

provocar

el conflicto dramático la

y

Necesitaba seriedad del miedo a la vida, estimulando su fantasía

cortesana

y compensando con los cuadros trágicos la pintura en que sólo aparecía media verdad de la vida, la verdad alegre, jacarandosa, de sedac y relumbrones.

sus

escalfados en el negro cuadro,

que

coro

El contraste de la vida figura con rigor en sus monstruos, en brujas y en aquellas multitudes de ojos vienen a ser que estrafalario, canallesco y trágico de sus exquisiteces. Cierto infantilismo abunda en sus pinturas le hace bien le hace más ibérico, pues esa es una caY racterística de los aciertos ibéricos cuando más lo son, es cuando tienen la infancia más atrevida. Con infantilidad de primer hombre en el primer mundo, deja atisbar cosas y sucesos con más clarividencia. El énfasis magistral de Rembrandt oscurece la pintura y que algunos no le amemos porque encubre la ingenuidad de otros tiempos.

hace

que,

En Francia y en otros sitios se pinta por emulación de las grandes abstracciones, pero Goya ya es el la realidad con deseo de crear vida que no le deje morir, vida que siga traspirando

que se apega a

pintura.

en su

Si en la mística fueron tan fuertes los españoles, ¿por qué no lo iban a ser en la realística?

se en

Goya entra por el barroquismo en sus cuadros mejores, y bajo la traza segura de sus pinceles cuentra el entreabrirse de lo material sobre lo inmaterial.

El deseo superior de que se vuelva ticteante el arte, y que las cosas se emplacen y desplacen del lienzo, hace incurrir en le barroco. ¡Admirable vicio!

su

Goya palpita barrocamente, y sus palabras ayudan a ese barroquismo, y todo él se revuelve en abre brechas al tiempo gracias, sobre todo, que tuvo de barroco.

pintura y lo

a

El barroquismo es querer más de lo

que se

puede

querer y ponerse a realizarlo sin haber acabado de hallar el camino y la manera, con ceguera genial y

con deseo temerario.

Quizá no haya manera de realizar la creación vital de los dioses; pero si de algún modo se puede ensayar, es con la barroquidad más

fección ortodoxa.

la que con per

Lo barroco es el único concepto que merece el respeto de dejarlo indefinido lados.

Υ con

salidas todos

es

por

¿Que el intento de barroquismo deshace las formas y entreabre los estilos? Pues nada mejor. Esa porosidad es ideal. Ese superbalbuceo sorprendente. De ningún modo es decadencia lo barroco, sino deseo de más perfección al saltar los límites de la perfección académica o puramente perfecta. El intento mayor que puede intentarse es lo barroco, y una y cien veces a través de los siglos se ha incurrido en él para ver de salir del impasse de la desesperación.

Goya, con su originalidad y su barroquismo, hizo la obra grande e insupuesta, que es la única digna de hacerse, trabajando frente a ese ensimismo frío, que es la tela, con tenacidad de rebelde contra el posible quedar. Metía la cabeza en el lienzo como consuelo de desengaños de muerte y de falsía. Y el lienzo resarcía al insuperado en la vida.

no

en un

Lo que tuvo de tragedia interior dió las claridades y las lobregueces de su obra. Es el más genial de esos viejos indignados con la vida enfurruñan su rostro como cubriéndolo con la máscara del descon

tento.

que

ma

Tolvanera de inteligencia, de gracia, de simpatía, de colores puestos donde manda el genio—no donde mandan los profesores-distancias inapreciables, tices indecibles, comprensión de la calidad de luz precisa de cada año-1787-1805-1806-, comprensión de las mudeces, etc., etc., son más detalles foral man gran pintor.

que

se

Pasó por la vida con embestidas de verdad, sin dialécticas ni disquisiciones. Le salen así cosas de las que no respondería él y de las que probablemente arrepentiría, pero que son las mejores de su obra. Cruza el mundo con esa brusquedad salvaje que

sólo da

se

ya en

los

pastores y que está bien que vez en cuando caiga y atraviese la vida.

pena es

de

Lo único vale la que el estar despierto sobre el maquinismo del mundo y sobre el principio de ingratitud que lo abisma y en cuyo abismo hemos

de caer.

Y

Tener esa clarividencia es no ser engañado sobre el vilipendio fatal formidable de la vida. Quizás una suprema intimidad más rotunda el escepticismo, es la única riqueza destilada el único resarcimiento del miedo a morir.

No se

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que

le puede considerar rudo y parvo, sino perspicaz y libre, comprendiendo que la vida es una

buenaventura sin sentido y completamente casual.

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