Revista de occidente, Edizioni 19-20;Edizioni 55-60José Ortega y Gasset Galo Sáez, 1928 |
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Pagina 68
... estaba de acuerdo en todos hasta sus aspectos y en los detalles con el concepto de retardación . En aquella historia se encuentran re- ejemplos de las tres posibles consecuencias de la tardación : retraso de la génesis y evolución de un ...
... estaba de acuerdo en todos hasta sus aspectos y en los detalles con el concepto de retardación . En aquella historia se encuentran re- ejemplos de las tres posibles consecuencias de la tardación : retraso de la génesis y evolución de un ...
Pagina 80
... estaba fraguando la tormenta . Pasaba a veces , húmeda esperanza , un li- gero olor de lágrimas ; lo borraba un suspiro , tolva- nera que se rizaba sobre nuestras frentes . Los ojos y las luces abrasados huían a esconderse en la umbría ...
... estaba fraguando la tormenta . Pasaba a veces , húmeda esperanza , un li- gero olor de lágrimas ; lo borraba un suspiro , tolva- nera que se rizaba sobre nuestras frentes . Los ojos y las luces abrasados huían a esconderse en la umbría ...
Pagina 86
... estaba regido por el ley de equilibrio imposible nuestro , Υ era inútil intentar el riesgo . Cuántas veces pensé que era falta de mi decisión aquella distancia y creí sentir el por una en aliento preciso para ir buscarla ; que sus a ...
... estaba regido por el ley de equilibrio imposible nuestro , Υ era inútil intentar el riesgo . Cuántas veces pensé que era falta de mi decisión aquella distancia y creí sentir el por una en aliento preciso para ir buscarla ; que sus a ...
Pagina 89
... estaba muy cerca la amenaza . En su cuarto se sentía la presencia sin aliento de algo muerto ; pero sin sangre , el grito no escapaba , falto de su incitación . En el cajón , despa- rramados como monedas incontables , se anillaban sus ...
... estaba muy cerca la amenaza . En su cuarto se sentía la presencia sin aliento de algo muerto ; pero sin sangre , el grito no escapaba , falto de su incitación . En el cajón , despa- rramados como monedas incontables , se anillaban sus ...
Pagina 206
... - dad desolada . El viejo bromeaba : -Gabriela . Bonito nombre . ¡ Valor , Gabriela ! Dió la señal . ¡ Todo estaba dispuesto ! El ayudante se acercó con la máscara : ¡ Haga el favor de respirar muy fuerte ! muy 206 Franz Werfel.
... - dad desolada . El viejo bromeaba : -Gabriela . Bonito nombre . ¡ Valor , Gabriela ! Dió la señal . ¡ Todo estaba dispuesto ! El ayudante se acercó con la máscara : ¡ Haga el favor de respirar muy fuerte ! muy 206 Franz Werfel.
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Brani popolari
Pagina 41 - Pasadas las zarzamoras, los juncos y los espinos, bajo su mata de pelo hice un hoyo sobre el limo. Yo me quité la corbata. Ella se quitó el vestido. Yo el cinturón con revólver.
Pagina 40 - El almidón de su enagua me sonaba en el oído, como una pieza de seda rasgada por diez cuchillos. Sin luz de plata en sus copas los árboles han crecido, y un horizonte de perros ladra muy lejos del río.
Pagina 44 - Un chorro de venas verdes le brota de la garganta. Su sexo tiembla enredado como un pájaro en las zarzas.
Pagina 148 - Ni nuestra caritativa admiración ni una perfección ilusoria y «eterna» hacen al clásico, sino precisamente su aptitud para combatir con nosotros. Es el ángel que nos permite llamarnos Israel. Clásico es cualquier pretérito tan bravo que, como el Cid, después de muerto nos presente batalla, nos plantee problemas, discuta y se defienda de nosotros. Ahora bien: esto no sería posible si el clásico no hubiese calado hasta el estrato profundo donde palpitan los problemas radicales. Porque vio...
Pagina 175 - ... y ejerce presiones de todo orden sobre ellas. Es preciso, por tanto, trascender nuevamente, y de la perspectiva interindividual •avanzar hacia un todo viviente más amplio, que comprende lo individual y lo colectivo; en suma: la vida social. Esta nueva realidad, una vez advertida, transforma la visión que cada cual tiene de sí mismo. Porque si al principio le pareció ser él una sustancia psíquica independiente y la sociedad mera combinación de átomos sueltos como él y como él suficientes...
Pagina 197 - De Alcides le llevó luego a las plantas, que estaban, no muy lejos, trenzándose el cabello verde a cuantas da el fuego luces y el arroyo espejos. Tanto garzón robusto...
Pagina 148 - Ésta no depende de nuestra benevolencia para atenderlos, sino que, queramos o no, se afirman frente a nosotros y tenemos que luchar con ellos, como si fuesen contemporáneos. Ni nuestra caritativa admiración ni una perfección ilusoria y «eterna» hacen al clásico, sino precisamente su aptitud para combatir con nosotros.
Pagina 150 - Se sospecha del tipo de hombre que fabrica esos eruditos productos: se cree, no sé si con justicia, que tienen almas retrasadas, almas de cronistas, que son burócratas adscritos a expedientear el pasado.
Pagina 181 - Entre el confuso, pues, celoso estruendo de los caballos, ruda hace armonía, cuanta la generosa cetrería, desde la Mauritania a la Noruega, insidia ceba alada, sin luz, no siempre ciega, sin libertad, no siempre aprisionada, que a ver el día vuelve las veces que, en fiado al viento dada, repite su prisión y al viento absuelve.
Pagina 190 - Y en la sombra no más de la azucena, que del clavel procura acompañada imitar en la bella labradora el templado color de la que adora, víbora pisa tal el pensamiento, que el alma, por los ojos desatada, señas diera de su arrebatamiento...