¿Hemos de apartarnos mas CARLOS. No, que la ribera del Pó, á quien sirvo y quiero tanto, y mas á estas ocasiones; porque yo cuando hay envites, digo quiero á los convites, y descarto las cuestiones. (Vase.) ESCENA II. CESAR. CARLOS. CESAR. Ya estamos solos; procura declararte: ¿es desafio? CARLOS. No nos oye mas que el rio, que no ofende, aunque murmura. Deja de aumentar agravios, dudando de mi fe ansí; que mis quejas contra tí solo tienen en los labios discreta jurisdiccion, no en la espada; que, en efeto, reverencian el respeto que te debo. CESAR. La ocasion con que las formas, repara; que me suspendes y admiras. CARLOS. Por fabulosas mentiras las propiedades juzgara, ¿Por qué (desata esta duda) pintó á la amistad desnuda quien su Apeles sutil fue? ¿Por qué, si no es en tu mengua, su lado abierto mostró, y del pecho trasladó el corazon á la lengua? ¿Por qué le vendó los ojos, dejando libres los labios? CESAR. Geroglíficos agravios que era un alma en dos sugetos, afirmando los discretos que el amigo es otro yo, mal quedara satisfecho de quien sus pasiones calla el amigo que no halla en un lugar lengua y pecho. Mas yo, ¿cuándo he delinquido contra estas leycs? ¿qué llaves no te ha dado el alma ? |