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RECHO

Tenes ne igitur moderatorem illum reipublicae, quo referre velimus omnia?..... Ut enim gubernatori cursus secundus, medico salus, imperatori victoria; sic huic moderatori rei publicae beata civium vita proposita est: ut opibus firma, copiis locuples, gloria ampla, virtute honesta sit: hujus enim operis maximi inter homines atque optimi illum esse perfectorem volo. M. T. CICER. ad Att. VIII.

ANUNCIAR,

NUNCIAR, Excmo. Señor, el momento solemne en que van á abrirse al público las puertas del templo erigido á la sabiduría; elevar dignamente la voz para inaugurar los conocimientos que de los distintos ramos del saber humano van á ponerse de manifiesto á todos aquellos á quienes la ardiente sed de instruirse habrá de convocar aquí, donde se hallan reunidos; proponerse hacerles libar las primeras gotas del néctar suavísimo de aquella sabiduría que Dios en su infinita misericordia ha permitido que guste la mas querida de todas sus criaturas, para facilitarle la consecucion del fin á que lo ha creado todo, esto es, su gloria con nuestra felicidad; empresa es harto superior á mis débiles

hombros, y de que deberia haberme apartado el tan conocido precepto de Horacio (a). No es empero la propia, sino la agena voluntad la que en este para mí grave conflicto me ha colocado, la que en este eminente puesto me retiene. Ya tenia yo muy presente con Claudiano (b), que son arrebatados á las alturas para desplomarse con mas estrepitosa caida los que de su ambicion aconsejados, mas de lo que debieran presumen de sus fuerzas: pero lo repito; no es mi orgullo, sino mi obligacion la que en este momento me hace usurpar un puesto de que no me reconozco merecedor. No, nunca espontáneamente, nunca de mí hubiera presumido tanto, el último entre los insignes varones que en esta Universidad difunden sus radiantes esplendores, cual otros tantos luminares, y ante cuya presencia se amortigua, se eclipsa, se estingue, desaparece todo otro saber, cual las débiles luces artificiales, ante la deslumbradora presencia del rey de los pla

netas.

Inesperadamente sorprendido en mi pacífica oscuridad, ageno á las tumultuosas inspiraciones de la ambicion, he debido sin embargo doblegar la cerviz ante el imperioso deber: y cual otro soldado que reconociendo su debilidad, pero no pudiendo, ni queriendo prescindir del honor, para él en mas precio tenido que la vida, no duda un momento en arrostrar los peligros del combate, en arrojarse á una muerte segura; tal asi en el cumplimiento de mis obligaciones, de las obligaciones á que mis fuerzas, no mi voluntad, se resisten, ha sido mas poderoso este sentimiento que el de la propia conservacion, que el del mismo amor propio, de la reputacion en fin, tan altamente comprometida.

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Asi, pues, me esforzaré en llevar á cumplida cima mi propósito; que mio es ya desde el momento en que he debido aceptarlo; y á ello no poco me ayudará el conocimiento de la ilustrada tolerancia de tan dignos profesores. Seguro estoy de hallar para mis esfuerzos la indulgencia benévola que reclamo; que reclaman mi pequeñez y mi insuficiencia: mas no debo ser yo al propio tiempo quien solicite atencion para mis palabras. ¿A qué ha venido tan numerosa, tan escogida concurrencia? Pedir atencion valdria tanto como suponer agenos á las finas conveniencias de sociedad á los que conocidamente le dan el tono ; valdria tanto como suponer capaces de desairarse á sí propios á los claros varones siempre inclinados á tender el ala protectora sobre la pequeñez del último de los individuos que tiene la honra de pertenecer á su seno.

Debo, pues, elevarme á mayor altura que ciertos oradores triviales; si no por mí, en consideracion á lo menos á aquellos cuya dignidad en mí refleja, cuya autoridad en este momento á mí me cubre y me protege.

Y como ante maestros, y maestros de merecida y bien sentada fama, no pueda, ni deba yo erigirme en maestro; huyendo de la arrogante controversia, me esforzaré cuanto pueda en constituirme humilde intérprete del cuerpo científico que estoy llamado á representar en esta ocasion solemne: que siendo cabalmente el primero de la nacion, bajo cualquier concepto que se le considere, trabaja sin cesar por su instituto y por la poderosa fuerza de sus esclarecidos miembros, por difundir las grandes verdades cuya dilucidacion y enseñanza le estan al propio tiempo cometidas.

(a)

Unica la ciencia como la naturaleza (a), arranca sin embargo

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de puntos divergentes, distantes, opuestos al parecer y encontrados entre sí; pero tienden todos, conspiran, se dirigen á un mismo fin, á la mejora, á la perfeccion, á la felicidad material y moral (a). Distintas son las vias y diversos los medios, variados los rumbos y contrarios tal vez en apariencia los derroteros por los cuales á un mismo punto se arriba, cuando de lejanos y desemejantes climas con igual propósito se parte. Asi el estado en donde no se cultive no podrá nunca prosperar : los hombres que le dirijan no conseguirán el fin que deben proponerse, á saber, su estabilidad, su prosperidad y su fuerza.

Cuál es el objeto que la sana política, la ciencia del gobierno, esta que entre todas es la primera y la mas brillante porcion del saber humano, fundamento y base de toda sociedad bien constituida, sólido cimiento en que se asegura todo el edificio de la ciencia, en que asienta de un modo estable, firme y no perecedero; cuál es, decimos, su objeto sino la conservacion del estado en primer lugar, y como consecuencia indispensable de esta, la felicidad de los gobernados? La mayor perfeccion que pueda desearse en la constitucion de un estado, se hallará indudablemente en aquella que dé por resultado la mayor estabilidad, la mayor duracion del mismo (b), y que entre tanto produzca la mayor suma posible de bienes para los gobernados, alejando de ellos, en cuanto acá bajo nos es dado, toda suerte de males (c).

Mas este transcendental y doble objeto solo podrá lograrse

(a) Quod autem imperium, qui magistratus, quod regnum potest esse praestantius, quam despicientem omnia humana, et inferiora sapientia ducentem?....... cui persuasum sit, appellari cacteros homines esse solos eos qui essent periti propriis humanitatis artibus? CIC. De re publ. 1.

(b) Id est in rerum natura longe maximi consilii constituere eam rem publicam, quae possit esse diuturna.

De re publ. II.

(c) Id enim est caput civilis prudentiae..... videre itinera, flexusque rerum publicarum, ut cum sciatis quo quaeque res inclinet, retinere, aut ante possitis occurrere.

De re publ. 11.

proponiéndose el gobernante como puntos capitales (a), civilizar la nacion que se gobierna, arreglar los negocios públicos, cimentar el órden, conservar la sociedad y velar por la observancia de las leyes (b); establecer un buen régimen para el público gobierno de grandes y de pequeñas poblaciones; trabajar por que el estado sea floreciente y aun opulento (c), y elevarlo hasta un grado tal que llegue á ser formidable en sí mismo y respetable para los demas (d). De cuyos fundamentales puntos, como de otros tantos principios fecundantes, emanan todos los preceptos que debe la política enseñar, y cuya reunion constituye la verdadera cuanto elevada y difícil ciencia de gobierno.

Un pueblo bárbaro, por numeroso que sea, ni hubo de ser dichoso nunca en sí mismo, ni respetado, ni temido de los demas por mucho tiempo: la ferocidad, consecuencia forzosa de la barbarie, no pudo nunca producir la felicidad verdadera, si ya no es en el descompuesto cerebro de algunos visionarios, que condecorándose á sí propios con el fastuoso timbre de filósofos, creen que todo el mérito consiste en propalar estravagantes paradojas (e).

Presa de contínuas y no interrumpidas disensiones intestinas, destrozado el corazon por su propia ignorancia, sus instintos brutales, sus venganzas atroces, su codicia, su envidia y todas

(a) Non paranda nobis solum, sed fruenda sapientia est.
(b) Remota justitia, quid sunt regna, nisi magna latrocinia?

CIC. I De finib.

D. AUGUST. IV De civit. Dei.

(c) Amorem apud populares, metum apud hostes quaerat.

C. TACIT. XI annal.

(d) Nemo provocare audet aut facere injuriam ci regno aut populo, quem intellegit expeditum atque promptum ad vindicandum.

LAMPRID. in Alex. III.

(e) Nec privatos focos, nec publicas leges, nec libertatis jura cara habere potest, quem discordiae, quem caedes civium, quem bellum civile delectat: eumque ex numero hominum ejiciendum, ex finibus humanae naturae exterminandum puto.

CIC. Philip. II.

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