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CAPÍTULO VII

EL VERBO (1)

103. COMParación geneRAL DE LA CONJUGACIÓN LATINA Y ESPAÑOLA.-La conjugación fué conservada por el romance en muy buen estado, contrastando con el olvido de la declinación. Mientras las desinencias casuales por su vaguedad (§ 74 2) resultaron instrumento inservible en romance, las desinencias verbales, completamente claras y terminantes, se mantuvieron vivas. Entre am-abas y amemus hay una riqueza de diferencias precisas en las relaciones de modo, tiempo, número y persona que no permite confusión alguna; las desinencias -abas y -emus encerraban en latín, y siguen encerrando para los pueblos neolatinos, una idea absolutamente clara, un sentido preciso, transportable á cualquier otro verbo de invención nueva.

(1) Para el verbo en general: A. GASSNER. Das altspanische Verbum: Halle, 1897 (comp. Cornu, Literaturblatt 1897).— F. HANSSEN. Sobre la Conjugación de Gonzalo de Berceo: Santiago de Chile, 1895, y Suplemento á la conjugación de Berceo, 1895.-Estudios sobre la conjugación leonesa, 1896.— Estudios sobre la conjugación aragonesa, 1896.—Sobre la conjugación del Libre de Apolonio, 1896.-EMILIANO ISAZA. Diccionario de la conjugación castellana, París, 1897.

§ 103

Conjugación latina

y romance

179

La conservación de la conjugación no fué, sin embargo, perfecta. El verbo latino, que ya representa un estado empobrecido del verbo indo-europeo, pues carecía de la voz media, del modo optativo, del número dual, continuó empobreciéndose en latín vulgar, sustituyendo varias formas sintéticas por otras analíticas. Dejó perderse la voz pasiva entera, salvo el participio amatus (con el cual, unido al verbo esse, expresó las formas personales de la pasiva: soy amado, etc.). De los tiempos perdió el futuro indicativo amabo (sustituyéndolo por la perífrasis amarhe, conservando con otro sentido la forma aislada eres $73); en el subjuntivo el imperfecto amarem (sustituído por el pluscuamperfecto) y el perfecto amavěrim (sustituído por haya amado); el infinitivo pasado amavisse (sustituído por haber amado); el participio futuro amaturus y los dos supinos amatum y amatu (que no reemplazó por una forma especial). Además se enriqueció con tiempos que en latín no existían, como he amado, hubiese amado, amaría, habría amado. Todas estas perífrasis son de dos clases: una, muy numerosa, se forma con el participio pasivo del verbo y todos los tiempos de los auxiliares haber (activa) y ser (pasiva); otra se forma con el infinitivo del verbo y sólo el presente é imperfecto indic. del auxiliar haber, produciendo el futuro y el condicional; estas dos últimas formas llegaron con el tiempo á constituir una síntesis gramatical: amaré, amaría, semejante á la del futuro latino amabo, cuya característica - bo proviene del auxiliar fui.

Las personas latinas se conservaron todas, salvo las 3. as de imperativo: amāto, amanto (sustituídas por el pres. subj. ame, amen), y las 2. as enfáticas: amāto, ama

tōte.

FONÉTICA VERBAL

104. LA FONÉTICA TURBADA POR LA ANALOGÍA.-El verbo se sujeta en general á las mismas leyes fonéticas que otra palabra cualquiera. Pero se comprende que las múltiples formas que reviste un mismo tema en la conjugación, estando unidas estrechamente entre sí por la unidad esencial de significado, no pueden dejar de influir unas sobre otras más á menudo que dos palabras extrañas en su origen: así que la fuerza de la analogía (§ 71) es mucho más activa en la conjugación que en ninguna otra parte del dominio gramatical, y continuamente veremos formas que tuercen su desarrollo fonético para seguir la analogía con otras del mismo paradigma conjugable. El que habla advierte en la conjugación un TEMA que encierra la idea verbal y una DESINENCIA que modifica esa idea con circunstancias de modo, tiempo y persona; así que tiende á mirar el tema como invariable, pues invariable es la idea que expresa; y si unas veces la lengua conserva intactas las variaciones fonéticas de un tema como: sientes (sentis), sint-amos (sentiamus); otras veces busca la uniformidad como en vist-es (věstis), vist-amos (věstiamus). A menudo veremos casos por el estilo: el infinitivo ant. yantar no viene de jantare que hubiera dado *antar, § 38 3, sino que está hecho sobre janto yanto; véanse, además, los casos de muñir y henchir citados en el § 105 5; el de honrar, § 106 2; las variaciones del tema de presente, § 112, etc.; ó las del tema verbal en general, § 105; las mudanzas de acento, § 106; ó de desinencia, § 107 3, etc., etc. La acción analógica no se ejerce sólo entre las formas de un mismo paradigma latino: es

§ 104-105

Vocalismo de los verbos -ir y -er

181

frecuente el cambio de paradigma, ora total (§ 111), ora parcial, como en el cambio de forma de perfecto, creándose los perfectos débiles en vez de los fuertes latinos (§ 1191), ó asimilando unos perfectos fuertes á otros (§ 120 3), el gerundio al tema del perfecto (§ 115 3), etc. 105. LA VOCAL TEMÁTICA e ú o DE LOS VERBOS -er QUEDA INALTERABLE, MIENTRAS LA DE LOS VERBOS -ir SIGUE LOS CAMBIOS FONÉTICOS QUE IMPONE LA YOD EN LOS §§ 10 3, II 18 2, 2, 13 3, 14 2, 202 (1). Esto constituye una diferencia radical entre el vocalismo de la conjugación -er y el de la -ir.

1] Salvo en parte el verbo te neo (que hace tengo, conforme al § 10 3; pero teniendo contra el § 182), los demás verbos -ER no hacen caso alguno de la yod (§ 113); así ver, deber, hacen veo video, debo debeo, contra el § II 2, mientras los verbos -IR, como medir, lo acatan, diciendo mido mētio. De modo que los verbos en -er no mudan nunca su vocal, aunque el verbo en latín tenga yod, mientras los en ir inflexionan su vocal siempre, lo mismo cuando el verbo tenía yod en latín, como en venio, etc., que cuando no la tenía, como en competo, quaero, que tomaremos precisamente como ejemplos en el punto 2. La única excepción á esta doble regla la forman los perfectos fuertes (§ 120) y sus tiempos afines, que adoptan una vocal suya propia, independiente de la del resto del verbo; los de la conjug. -er no hacen caso de la invariabilidad de la vocal e: así quaesit quisiste, quisiese; y los de la conjug. -ir no hacen caso de la inflexión:

(1) Para la materia de este párrafo véase: W. FÖRSTER, Beiträge zur romanischen Lautlehre (Zeit., III, 507), y las observaciones á este trabajo hechas por H. Schuchardt (Zeit., IV, 121) y por J. Cornu (Rom., XIII, 296-297).

así, viniste, vinimos, viniera; esta excepción en su comienzo era sólo de los verbos que en el perfecto tenían i, como dixiste, misiste, y luego se extendió á los que tenían otras vocales, como quisiste, fiziste (§ 120 4 y 5).

2] Tomemos aparte los verbos con vocal temática e, los cuales tenían en latín È E Ĭ. La diferencia se notará mejor en verbos iguales con doble conjugación; los temas en ambas conjugaciones coinciden en las formas que carecen de yod (etimológica ó analógica), y divergen bajo la influencia de la yod.

Conjug. -er

Conjug. -ir

1

Ejemplos de la vocal en formas sin yod.

competer, -petimos, -petí, competir, -petimos, -petí,

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Según esto, ferviente, por su e (aparte de por su ƒ-), es un arcaísmo, resto de la conjugación ferver, perdida; mientras hirviente es la forma correspondiente á la conjugación hervir. Como regla práctica puede darse ésta: las formas débiles (§ 106) de los verbos en e...-ir tienen e ante una i acentuada, y en todos los demás casos la influencia de una yod les hace tomar vocal, i; de resultas, esta vocal i se halla en la mayoría de las formas, pero no

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