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3 Fuera de estos cambios más sencillos que sufren casi todas las voces cultas, sufren otros más profundos aquellos cultismos que se introdujeron desde muy remotos tiempos en el romance, y que llamamos voces semicultas. Por ejemplo: titulum debió ser importado por los dogtos en fecha muy antigua, cuando aún había de regir la ley de la pérdida de la vocal postónica interna (§ 261), y se llegó á pronunciar *titlo y luego *tidle, tilde; pero que, á pesar de estos cambios bastante profundos, la voz no es popular, lo prueba la vocal acentuada: si titulum no hubiera ingresado ya tarde en la evolución popular, si perteneciera al caudal primitivo de la lengua, su i breve acentuada hubiera sonado e (§ II 1), como hallamos TETLU escrito en una inscripción española; pero este TETLU vulgar, usado un tiempo por los hispano-romanos, cayó luego en olvido (que á haberse conservado hubiera producido en romance *tejo, como viejo y almeja, citados en el § 57 3) y los letrados tuvieron que importarlo de nuevo tomándolo de los libros y no de la pronunciación, por lo que la ĭ se mantuvo como i. En igual caso que tilde están varias otras voces semicultas, v. g., cabildo, molde, etc. (§ 57 3 nota), peligro, regla, etc. (§ 57 1 y 2 notas), natío que perdiendo la y de natīvum como las voces populares (§ 43 2), mantiene la t contra el § 40, mientras si hubiera sido enteramente popular, hubiera resultado *nadío. Además muslo mūscălu, mezclar misculare, y el ant. malso masculu, que dan al grupo de consonantes sc'l tres soluciones diferentes, todas contra el § 61 2.--Alguna de estas voces semicultas es muy interesante para la cronolo

pronunciación castellanas, II (en la Revue Hispanique, tomo V).

gía fonética; saecŭlu hubiera dado en voz popular *sejo, como espejo (§ 10 3), pero dió sieglo ó siglo, forma que se ve entró en el idioma cuando ya c'l había cesado de hacerse j (§ 57 2), pero cuando todavía ae pudo hacerse ie (§ 10 1 y2), acusándose así la ley del ie como posteriór á la de la j. El ie alcanzó á otras voces semicultas como la ant. piertega pertica, que no es popular por faltar al § 252 tan contravenido por los cultismos, ó viespera § 10 2. También j en voces semicultas: clavija § 39 2.

4] Otras veces la voz semiculta no puede decirse que sea de origen posterior á la popular. El cultismo no consiste siempre en introducir una voz nueva, sino en influir en la pronunciación de una voz existente. No se puede dudar que muchos nombres de lugar vienen transmitidos oralmente desde la época latina hasta hoy; pero la escritura y pronunciación oficiales detuvieron á veces en ellos la evolución popular. Así Corduba Córdoba, Emerĭta Mérida, Avěla Avila, Gallicus río Gállego, faltan al

252; Metellinum Medellín, Anticaria Antequera faltan al § 241; Turgelium Trujillo falta al § 53 6, y en igual caso están nombres de santos por influencia eclesiástica, como Aemilianus Millán, etc. Otro caso notable es las terminaciones -cio, -icia, -ión (§ 53 4); así codicia *cupĭdĭtia es voz rigurosamente popular en su primera mitad (§ 20 1, 601), pero la terminación -icia se mantuvo culta por la misma presión literaria que mantuvo justicia al lado de justeza, malicia al lado de maleza, etcétera; el lenguaje eclesiástico, que emplearía á menudo en la predicación la voz cupiditia, fué el que impidió sin duda que el derivado totalmente popular fuese *codeza. No puede dudarse que la voz aquila se usó siempre en el habla vulgar, pero por ser esa ave enseña de las

legiones y emblema del imperio que subsistió entre algunos caudillos bárbaros, se detuvo la evolución fonética y la voz tuvo un desarrollo anormal en los romances, diciéndose en español águila contra los §§ 25 2 y 57 2. Otros ejemplos § 26 3.

En el estudio histórico del idioma hay que conceder muy distinta importancia á estas dos clases de voces. Como las populares hoy usadas son la última fase evolutiva de las que componían el idioma latino vivo, merecen atención preferente por su complicado desarrollo, por formar el fondo más rico del español y su herencia patrimonial; las voces cultas, por la pobreza de su desarrollo, no ofrecen interés tan grande para el estudio, y no hablaremos de ellas sino por nota.

OTROS ELEMENTOS DEL ESPAÑOL EXTRAÑOS AL LATÍN.-Además de los elementos latinos, entraron á formar parte del idioma español otros extraños y en muy diversos tiempos. Ya en el período del latín vulgar, esto es, antes de la clara aparición de los romances, se incorporaron elementos de las lenguas indígenas de España y ele. mentos germánicos, que participaron, por lo tanto, de la misma evolución que las palabras vulgares; los elementos incorporados al idioma después de su período prehistórico, participan de esa mayor inmutabilidad que hemos señalado como característica de las voces cultas.

I] La influencia de las lenguas ibéricas, que, salvo el vasco, perecieron con la romanización de España, es muy escasa y dudosa por ser aquéllas poco conocidas (1). Hay voces que parecen indígenas, como páramo, tan peculiar de nuestra topografía, y que aparece por primera vez en

(1) E. HÜBNER, Monumenta linaguae ibericae. Berlín, 1893.

tiempo de Adriano, en la inscripción votiva de una ara de Diana hallada en León, en que Tulio ofrece á la diosa la cornamenta de los ciervos que cazó IN PARAMI AEQUOre, en la llanura del páramo, en la paramera; pero se abrigan dudas que ésta sea voz ibérica. Se duda (1) también, con mucha razón, de vega, de nava y de casi todas, pero quedan siempre otras evidentes como izquierdo, análogo al vasco ezquerra, ó las de sufijo -rro, como pizarra, cerro, cazurro, guijarro, vasco eguijarria.—Uno de los rasgos de la lengua ibérica que pueden señalarse es la carencia de ƒ y v en ciertos dialectos (el vizcaíno moderno pronuncia pigura figura, pama, baba faba); y como los vascones habitaban al Norte y Sur de los Pirineos, es notable que los romances hablados en Gascuña (=Vasconia) y centro de España pierdan la ƒ inicial latina (§ 38 1⁄2), . pudiendo achacarse esto á influencia ibérica.

2]Las voces de origen griego son de muy diferentes épocas: ora proceden del primer contacto de los romanos con los griegos de la Magna Grecia, ora del posterior influjo del helenismo sobre la cultura latina, ora de la dominación bizantina en España hasta Suintila (624), y del comercio medioeval del Occidente con el Oriente del Mediterráneo. Así, Así, unas voces revelan la pronunciación arcaica de los griegos de Italia y la que el pueblo romano dió generalmente á los sonidos griegos; la suena u, y por lo tanto u (§ 8); la o era cerrada, y por lo tanto igual á ō u; las aspiradas y se reproducen con las explosi vas p c t, yx suena g; por ejemplo opúpx purpŭra, ant. porpola, aljamiado polbra, túuov túmum tom-illo (el Appendix Probi dice thymum, non tumum»), xußeрväv gu

(1) H. SCHUCHARDT, en la Zeit. XXIII, 174, etc.

U

bernare gobernar, xáμμapos ga- y cammarus gá- y cámbaro, xpónτn gruta (lat. crypta), Kpn greda (lat. crēta), zópos colpus ant. colpe, mod. golpe (frente al clásico colaphos que hubiera dado *cuélavo), tópvos torno (tornus hubiera dado * tuerno), xúticos códeso (el clásico cytĭsum da el culto cítiso) (1).-Los letrados latinos trataron de reproducir más exactamente la pronunciación griega, é imitaron el sonido empleando la y (la cual al pasar al vulgo fué tratada como otra i cualquiera); la o la pronunciaron Ŏ, y las aspiradas y se representaron por ph ch th, confundiéndose la primera con la f; por ejemplo zuz cyma cima (§ 12), rúpos gypsum yeso (§ II 1), ὀρφανός orphanus huerfano (§ 13 1), σχολή schola escuela, yopôń chorda cuerda, cuévano Estevan (§ 42 2). Acostumbrados los iletrados á oir fƒ en la pronunciación culta donde ellos pronunciaban p, creían pronunciar clásicamente diciendo *gōlfus por xóλño, de donde viene golfo.— Las voces que provienen del griego moderno se distinguen. por el iotacismo de la n, y por conservar las consonantes sordas contra el § 40 (en cambio como vτ pasa en griego mod. á vò, v. g. vôtßx, tenemos endibia, no de intybus § 47 3), anon botica (antes apotheca había dado bode80), τάπης τάπητος tapiz, ακηδία acidia (para σηπία otra explicación § 11 2), tρúvov trépano, zápa guitarra.—Para las griegas introducidas por intermedio de los árabes v. abajo punto 4; y para el acento § 6 4.—En fin, hay que recordar los cultismos tomados de los libros, como monar

Voces

quía, categoría, drama, mecánica, crisis; y las formaciones nuevas del tecnicismo científico, como telégrafo.

(1) Es raro hallar u en gruta, zumo, husmear, pulpo (ital. grotta, polpo), v. MEYER-LÜBKE, Gram. I, § 17.

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