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frecuente el cambio de paradigma, ora total (§ 111), ora parcial, como en el cambio de forma de perfecto, creándose los perfectos débiles en vez de los fuertes latinos (§ 1191), ó asimilando unos perfectos fuertes á otros (§ 120 3), el gerundio al tema del perfecto (§ 115 3), etc.

105. LA VOCAL TEMÁTICA e Ú O DE LOS VERBOS -er QUEDA INALTERABLE, MIENTRAS LA DE LOS VERBOS -ir SIGUE LOS CAMBIOS FONÉTICOS QUE IMPONE LA YOD EN LOS §§ 10 3, II 18 2, 2, 13 3, 14 2, 20 2 (1). Esto constituye una diferencia radical entre el vocalismo de la conjugación -er y el de la -ir.

1] Salvo en parte el verbo te neo (que hace tengo, conforme al § 10 3; pero teniendo contra el § 18 2), los demás verbos -ER no hacen caso alguno de la yod (§ 113); así ver, deber, hacen veo video, debo debeo, contra el § 11 2, mientras los verbos -IR, como medir, lo acatan, diciendo mido mētio. De modo que los verbos en -er no mudan nunca su vocal, aunque el verbo en latín tenga yod, mientras los en ir inflexionan su vocal siempre, lo mismo cuando el verbo tenía yod en latín, como en vĕnio, etc., que cuando no la tenía, como en compěto, quaero, que tomaremos precisamente como ejemplos en el punto 2. La única excepción á esta doble regla la forman los perfectos fuertes (§ 120) y sus tiempos afines, que adoptan una vocal suya propia, independiente de la del resto del verbo; los de la conjug. -er no hacen caso de la invariabilidad de la vocal e: así quaesit, quisiste, quisiese; y los de la conjug. -ir no hacen caso de la inflexión:

(1) Para la materia de este párrafo véase: W. FÖRSTER, Beiträge zur romanischen Lautlehre (Zeit., III, 507), y las observaciones á este trabajo hechas por H. Schuchardt (Zeit., IV, 121) y por J. Cornu (Rom., XIII, 296-297).

así, viniste, vinimos, viniera; esta excepción en su comienzo era sólo de los verbos que en el perfecto tenían ī, como dixiste, misiste, y luego se extendió á los que tenían otras vocales, como quisiste, fiziste (§ 120 4 y 5).

2] Tomemos aparte los verbos con vocal temática e, los cuales tenían en latín Ě Ẽ Ĭ. La diferencia se notará mejor en verbos iguales con doble conjugación; los temas en ambas conjugaciones coinciden en las formas que carecen de yod (etimológica ó analógica), y divergen bajo la influencia de la yod.

Conjug. -er

Conjug. -ir

Ejemplos de la vocal en formas sin yod.

competer, -petimos, -petí, competir, -petimos, -petí,

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Según esto, ferviente, por su e (aparte de por su ƒ-), es un arcaísmo, resto de la conjugación ferver, perdida; mientras hirviente es la forma correspondiente á la conjugación hervir. Como regla práctica puede darse ésta: las formas débiles (§ 106) de los verbos en e...-ir tienen e ante una i acentuada, y en todos los demás casos la influencia de una yod les hace tomar vocal, i; de resultas, esta vocal i se halla en la mayoría de las formas, pero no

atrajo á sí las formas con e porque la disimilación ante í tónica lo impedía. Debe repetirse que los perfectos fuertes se sustraen á esta inflexión, así: viniste, vinimos, viniera. El imperfecto en la lengua antigua ofrecía yod é inflexión (§ 117 2)..

Los verbos con i temática tenían en latín Ĩ, la cual X deben mantener en romance, ora tónica, ora átona (§§ 12 y 19), ora sigan la conjugación -ER ora la -IR; y así tenemos vivo, vivimos, vivir, escribía, escribir. Pero como estos verbos son tan pocos, y los de e temática ofrecían tantas formas con i, tendían á confundirse, y algunos como dicere, frigère y ridere, hicieron decir, tdecimos; † freir, †freí; †reir, †reíste; es decir, tomaron vocal e por disimilación ante toda í acentuada (§ 66 1, salvo en el perfecto fuerte dijimos, etc.), y conservaron su i en los demás casos: digo, frió, rieron, con lo que vinie-X ron á coincidir con el paradigma de los verbos e...-ir. Antiguamente era más general esta confusión, y se decía también tvevir y tescrebir (usado aún en 1606 por Juan de la Cueva); pero las formas analógicas en estos dos verbos no prosperaron sino entre el vulgo, que añade †decedimos, ħad-, re-mətir y otros.-El caso contrario de verbos e...-ir asimilados á la poco numerosa clase de los i...-ir es naturalmente muy raro; no obstante, recipio, á pesar de su hermano concebir, hizo todas sus formas con i: trecibir, † recibimos, recibiste (1).

3] Diferencia semejante encontramos en los verbos con o temática, en latín con Ŏ Ō Ũ, cuando siguen la conj. -ER Ó la -IR. Las formas verbales con yod, citadas en

(1) Los verbos cultos imprimimos, dirigir, dividís, redimiste, aunque en latín tienen ĭ, no son chocantes, según el § 1, nota.

el cuadro del punto anterior, pueden compararse en los verbos recorrer y recurrir; y en igual caso están coger, coja, respecto del anticuado aragonés cullir, culla ó los arcaicos cofonder, toller, respecto de confundir, tullir. Pero aquí se simplificó en extremo la diferencia: así como los verbos o...-er no alteran nunca su vocal temática (salvo el extraño pudiendo, por influencia del perfecto fuerte pude, en vez del ant. y pop. podiendo), así tampoco los en o...-ir mudaron de vocal, adoptando para todas sus formas u....ir, aunque no tuviesen yod latina ni romance, y lo mismo se dijo thuímos que huyendo; dado que en estos verbos no había la razón de disimilación que hemos alegado respecto de los verbos e...-ir, se comprende que las pocas formas con o sintieran la atracción de las formas con u. Pero esta uniformidad es moderna, y el vulgo de muchas regiones conserva los arcaísmos ordir, compliste, cobría, etc. La lengua literaria conserva todavía tres verbos que mantienen la vocal o (ó ué) en las formas sin yod, y son: podrir (en camino de convertirse en *pudrir), dormir y morir (§ 114 1 6 y 2); mayor excepción constituye oir, que salvo en las formas muy arcaicas udades, údi (ajustadas al § 114 1 ¿), nunca altera su o.

Una vez que los verbos o....ir uniformaron su vocal en u, coincidieron en su vocal temática con los verbos que tenían en latín Ū, que en todas sus formas también habían de tener u (§§ 15 y 21), como adducère, aducir; pero en la lengua antigua había diferencia y era posible el paso de estos verbos con u al paradigma o...-ir: †adocir, †somir, ♦† somí (§ 114 16); paso análogo al de decir, freir, reir.

106. ACENTO DEL VERBO. -Para abreviar, aplicando caprichosamente dos términos de la gramática alemana, llamaremos formas verbales FUERTES las que tienen el acen

to en el tema (áma, díje), y DÉBILES las que lo tienen en la terminación (amámos, amába).

1] El acento latino se conserva en general; así, salvo la reformación de algunos verbos compuestos de prefijo (§ 6 3), los verbos que tienen esdrújulas las formas fuertes perdieron su postónica interna: rěcăpěro recobro, cŏllocas cuelgas, vindicant vengan, vigilat vela, cŏlli(g)at coja, tempera templa (1). Es de notar que estas formas fuertes tenían á veces en latín acento movible á causa de la yod de derivación, y el romance uniformó el lugar del acento, ora prescindiendo de la yod (§ 113 4): apĕrio †ábro, uniformándose con aperis ábres, apĕrit ábre; é igual copěrĭo copěris cúbro -es, repaenĭtěo -paenites farrepiento -es; ora tomando por norma las formas con yod: recípio recibo, sirvió de norma á recipis trecibes; recutio recúdo, influyó sobre recutis trecúdes.

2] Algún verbo rehizo sus formas fuertes en vista del infinitivo y demás formas débiles: así honorare honrar, honōrabant honraba, etc., sirvieron para formar †honro, honren, etc., que no salen de honōro honōrent. El substantivo estiércol impidió la pérdida de la protónica en stercorare, estercolar (§ 24 3), y sobre este infinitivo se rehicieron las formas fuertes stercoro estercólo, ant. estercuelo.

3] Los verbos en -iar conservan el acento latino en el tema: abbrěvio abrévio, allevio alivio, cambio cam

(1) Como así quedan todas estas formas siempre llanas en el verbo castellano, los verbos cultos dislocaron el acento latino para hacer llanas las formas latinas esdrújulas recupéro, colóco, vigíla y otros muchos, como las formas españolas de súpplico, imágino, fructí-, amplí-, notí-fico, detérmino, hábito, árrogo, ággrego, élevo, íntimo.

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