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1] La lengua antigua (1) distinguía una s SORDA (que entre vocales escribía doble: viniesse, passar, ó sencilla tras consonante: mensage), de una s soNORA (que se escribía sencilla: casa). El español moderno perdió la s so nora, análoga á la s sonora del francés, y conservó únicamente la sorda que emplea en todos los casos; sólo por excepción hay s sonora en castellano moderno, cuando precede agrupada á otra consonante sonora, como en sesmo, mismo, desde, sesgo, fisgar, fresno, y esto por contagio de la consonante inmediata, sin que el hecho dependa de la etimología.

2] La lengua antigua distinguía también la pronunciación de la ç sORDA y de la Z SONORA, cuya pronunciación podría representarse por tsy ds: plaça, hazer. Ambos sonidos se confundieron a partir del siglo xviu en uno solo SORDO, perdiéndose el sonoro. Por más que la orto

vierte en prepalatal una dental agrupada: otro (como el inglés tram), retrato, ministro, cuarto, bordo, Berlín. Comp. R. LENZ, Chilenische Studien, 1, p. 277-287 (en Phonetische Studien, p. p. W. Vietor, t. V) y Zeit. XVII, 210; pero dada la extensión geográfica de esta?, no debemos atribuirla á influencia araucana, como hace Lenz creyéndola especial de Chile.

(1) Sobre las antiguas consonantes sss, çz, xjh, bv, v. R. J. CUERVO, Disquisiciones sobre antigua ortografía y pronunciación castellanas. (Revue Hispanique, 1895, II, 1.) El mismo asunto (salvo la bvy, tratan J. D. M. FORD, The Old Spanish Sibilants (Studies and Notes in Philology, tomo II, 1900; Harvard University), y las reseñas de esta obra, que versan principalmente sobre la ç, de HORNING Y de HERZOG (Zeitschrift für romanische Philologie, Halle, XXVI, 359), У de W. MEYER - LÜBKE (Literaturblatt für germ. und rom. Philol. 1900, p. 297). En fin, J. SAROÏHANDY, Remarques sur la phonétique du ç et du z en ancien espagnol. (Bulletin Hispanique, 1902, IV, 198.)

grafía moderna distinga la cy la, las distingue sólo para usar una ante i e, y otra ante a ou, sin atender á la ortografía antigua etimológica, así que las dos palabras mencionadas se escriben hoy precisamente al revés de como antes se escribían y pronunciaban: plaza, hacer; ambas consonantes se pronuncian igualmente, con z actual siempre sorda, que acaso es igual á la ç antigua. Por excepción (como sucede con la s) se pronuncia { sonora por contagio de una consonante sonora siguiente: brizna, hazlo, portazgo.-Laç se trocó á veces en ch: chico § 37 2c, chícharo § 42 3, marchitar § 47 2 & fin, pancho § 60 3, capacho § 53 4.

3] La lengua antigua distinguía la X SORDA de la jg SONORA: dixe se pronunciaba con sonido diferente que hijo ó coger; el sonido de la x y el de la jera respectivamente muy parecido á la ch yg j francesas de chambre jour. Hoy ambas fricativas se han confundido en un sonido único sordo (1), el de la j actual, desconocida á la lengua antigua; hoy se escribe y se pronuncia igual la consonante interior de dije que la de hijo.

4] La lengua antigua distinguía una b EXPLOSIVA SONORA y una V FRICATIVA SONORA; entre vocales la b procedía de Platina: recipio recibo; y la v de V latinas: amabam amava, caballum cavallo, avem ave (§ 43 2). Hacia el siglo xvı se confundieron ambos sonidos (2), subsis

(1) En tiempo de los préstamos antiguos del español al araucano el sonido único no era la j actual, sino la x antigua; así en el Calepino Chileno-hispano del P. Andrés Febres, 1764, se halla acucha ahuja, achur ajos, chalma enjalma, charu jarro, mientras hoy los araucanos por la j moderna pronuncian k: karu, Koan Juan. Véase R. Lenz, Beiträge zur kenntnis des Amerikanospanischen (Zeit. XVII, 207).

(2) Los antiguos préstamos al araucano distinguen entre tiendo sólo el fricativo v, que se escribió ora v, ora b, para amoldar artificialmente la ortografía á la etimología latina, y en consecuencia se introdujo la costumbre de escribir amaba y caballo de modo distinto que ave, á pesar de pronunciarse unas y otras voces con v fricativa bilabial (1), esto es, dejando escapar el aire continuo entre los dos labios ligeramente aproximados; rara vez se cierran del todo para producir una explosiva como la que se oye tras nasal: abos, ēbiar, u baso (aunque se escribe enviar, un vaso), y en comienzo de frase, é inicial de palabras pronunciadas con énfasis: «digo que bengas!» aunque se escriba vengas.

5] La lengua del siglo xv y xvi poseía además una h ASPIRADA en hazer, humo, holgar, etc., que hoy es completamente muda en la lengua literaria; v. § 38 2.

6] En resumen. Las diferencias esenciales entre los sonidos antiguos y modernos se reducen á las fricativas. La lengua antigua distinguía TRES PARES DE SORDA Y SONORA que la lengua moderna confunde, por haber perdido LAS SONORAS; distinguía la b de la v, y hoy se perdió la b; pronunciaba además la h que hoy es muda. La fecha de esta revolución fonética cae en el período clásico de la literatura, en las postrimerías del siglo xvi. Hurtado de Mendoza (1503--1575) deja escapar rimas como cabeça: belleza,

napur nabos, irtipu estribo, y cahuallu cavallo, aghuas havas, huaca vaca; pero con confusiones como huancu banco, pesitun besar. Comp. Lenz, Zeit. XVII, 205-206.

(1) En boca de catalanes y valencianos, la ves labiodental, pero en las demás regiones sólo con afectación estu. diada se pronuncia así, por empeño de distinguir al hablar la v y la b de la ortografía académica. El latín de la república conocía la v bilabial, mirada como dialectal en tiempo del imperio cuando predominaba la labio-dental, MEYER-LÜBKE, Gram. I § 402.

consejas: quexas; en veintiún cantos de la Araucana (1569 y 1578) hay siete rimas como passa: casa y una baraja: baxa; Juan de la Cueva (en 1585) censura á los que se permiten «Dar consonante á pieça: fortaleza, Á braço: abraso, á suave: sabe», pero él mismo en su Exemplar Poético (1606) usaba alguna vez tales rimas, aunque las procuraba encubrir con falsas grafias, como vassos (por vasos): passos, atajo: bajo (por baxo), encaxan: cuaxan (por cuajan). En Cervantes, Lope y Góngora ya no se hace distinción entre la sorda y la sonora. Hoy sólo dialectalmente se conservan las antiguas diferencias (1). 36. IDEA GENERAL DEL DESARROLLO DE LAS CONSONANTES.-Las consonantes, aunque muchas más en número

(1) El aragonés de Énguera distingue la s sorda (passar) aineddi de la sonora (casa, rabosa «raposa»), y la b de la v (bever); tiene una sonora, pero la usa indistintamente en vez de la zός antiguas (dize plaza). El extremeño de Malpartida de Plasencia, distingue la ç sorda de la sonora; ésta la notan por d los que intentan escribir el dialecto de la región, el cual, como cecea, usa también esta d en lugar de la s sonora antigua (sorda crecel cazal «caçar», ceñor, zupiece; sonora jadel «hazer», cereda, cadar «casar», lad-alaj «las alas»). Lo mismo en los pueblos cercanos Serradilla y Talaván (idil «dezir», agudao, jidon «hizieron»), salvo que no cecean y conocen una s sonora (en casa mesa rosa pisar), y acaso también una bexplosiva. Los judíos de Marruecos (según eruditos informes del profesor don José Benoliel) sesean distinguiendo la sonora en casa, casar, de la sorda en cassar «caçar», passo; distin guen la sorda dixo de la sonora quijo «quiso»; pero conocen una sola v en lovo cavallo; y la distinción de las dos s y ss se está perdiendo en las generaciones jóvenes. También distinguen s y ss, pero no by v, los judíos de los Balcanes: ermosu, curason (sin ss!), cavessa «cabeça». Urgiría estudiar estos dialectos, para aclarar muchos puntos en que la ortografía antigua es deficiente.

que las vocales, no tienen una historia más complicada que éstas: cada vocal por sí tiene una historia aparte, mientras todas las consonantes explosivas sordas ptk se agrupan en una común evolución, lo mismo que las explosivas sonoras bd g, ó las fricativas, etc. Además, la vida de las consonantes apenas depende del acento, mientras que á las vocales la condición de acentuadas ó no acentuadas les da un doble desarrollo que exige una doble historia. Toda la evolución de las consonantes se determina por su modo de articulación (§ 33), por su condición de simple, doble ó agrupada con otra consonante, y por su posición, ora inicial, ora interior, ora final de palabra.

La posición inicial da á las consonantes una resistencia quizá superior á la de las vocales; todas se conservan menos la f, y en algunos casos la g (§ 37 sigs.).

La posición interior hace que las consonantes pronunciadas con más energía se debiliten, y que las pronunciadas con menos estén expuestas á perderse; según esto, la MEDIAL SIMPLE si es sorda se hace sonora, y si es sonora tiende á perderse (§ 40 sigs.). La consonante doble se hace sencilla, y la ll y nn se palatalizan (§ 45 sigs.). Las consonantes AGRUPADAS se conservan ó tienden á reducirse á un sonido simple, frecuentemente palatal (tructa filiu oc'lu) ó intercalan una bód para facilitar la pronunciación (§ 47-61).

Las consonantes finales latinas desaparecen, salvo la sylal, ólar que pasa á interior (§ 62); de modo que en español no hay más consonantes finales de palabra que las que quedaron después finales por pérdida de una vocal (§ 63).

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