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ΙΙΟ

bueyes, leyes; sin que hoy se admita la forma sin -e-, sino en voces raras como estai, que junto á estayes se dice también estais. Luego se generalizó la -e- á los nombres en vocal acentuada; especialmente á los en -í, que si antes eran corrientes en doble forma, javalís, -íes; alfaquís, ·íes; borceguís, -ies, hoy rara vez se usan sin la e. De los acabados en otra vocal acentuada todos (salvo papás, mamás, pies) admiten el plural -es; es el más general en el caso de --á: albalá -es, bajáes, sofa̸es; es indiferente en el de -óú: chacó-s, rondó-es, tisú-s 6 tisú-es; y no enteramente desusado en el de é, pues si lo general es corsés, también se dice de las letras del abecedario cees, tees y hasta á veces cafées; antiguamente piees (§ 31 ).

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76. EL GÉNERO.- MASCULINO Y FEMENINO.El romance conservó los dos géneros masc. y fem. tal como en latín: panis, axis, mons, sol mors, navis, lis, salus. No obstante, hay varias diferencias entre el género de los nombres latinos y el de los romances; pero sólo merece notarse aquí que el romance simplificó las relaciones entre la terminación y el género, y salvo en día y mano no consintió la - a final átona de la 1.a decl., sino en los femeninos 1, ni la o sino en los masculinos 2.

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La -a tónica de la 3. decl. puede ser de masc. sofá, papá. Los de la 1.a masc. no son populares: poeta, atleta, eremita, papa; antes se habían popularizado, diciéndose David la profeta, las padriarcas, y hoy el pueblo dice la mapa. No son excepciones los populares fem. aplicados á personas con artículo masc.: el vista, el corneta, el cura.

2 Los otros femeninos en o son voces extrañas al cas

Los femeninos en - o no tuvieron más remedio que ó cambiar de género, como los nombres de árboles, fraxinus f. fresno m., taxus f. tejo m., pinus f. pino m., y de fruto, ficus f., higo m., ó cambiar de terminación, como socrus (ya en inscripciones socera), suegra; nurus, nuera, y los nombres de piedras preciosas amethystus amatista, smaragdus m. y f. esmeralda. No faltan ejemplos de este doble cambio en una misma palabra, como en el nombre del arbusto alaternus f., ladierno y aladierna; sapphirus f., ant. piedra zafira, mod., zafiro.

el

77. DESAPARICIÓN DEL GÉNERO NEUTRO.-El género neutro se caracterizaba en latín por tener el nominativo igual al acusativo, en singular con diversas terminaciones especiales al género, y en el plural terminando ambos casos exclusivamente en -a. Esta forma externa especial se conservó en romance; pero la idea del género neutro se perdió (salvo en el pronombre y adjetivo substantivado), quedando así una forma vacía de sentido. Ante esta contradicción, el romance incluyó las formas del neutro que acababan en o entre los masculinos; las en -a entre los femeninos, y las indiferentes, por no terminar en ninguna de estas dos letras, las atribuyó á cualquiera de los dos géneros (v. especialmente el núm. I c y d), según razones que escapan

tellano: la nao viene del provenzal ó catalán; la seo seguramente del catalán por intermedio del aragonés; la testudo es culta, y además en el Dicc. de la Ac. desde su 10.a edición aparece como masculino.

al estudio. Veamos el pormenor de las diversas terminaciones que el neutro ofrecía.

1] Neutro singular. He aquí las principales formas que podía presentar.

a) En primer lugar había ciertos neutros que terminaban su nominativo acusativo en -o y en -a, coincidiendo exactamente con los nombres de la 2.a

y

1.a decl. Unos son los neutros en um, pratum prado, grano, vino, gozo, hilo, iguales por su forma á los masculinos de la 2.a, cuyo género recibieron. Otros son los neutros en -ma, -matis, derivados del griego: epithěma bizma, apostēma, cauma, calma, c(e)leusma chusma, asthma, diadema, flema; estos nombres en romance tenían una forma igual á los de la 1.a declinación, y fueron todos mirados como femeninos; sólo los eruditos, que sabían que en latín eran neutros, tendían á usarlos en masculino, género que representa mejor la indeterminación sexual del neutro que no el femenino, y por influencia erudita tienen á veces uso como masculinos algunos nombres que en el uso vulgar son siempre femeninos, como chrisma, phantasma, rheuma, aroma, anathema, thema '.

b) Los neutros en - us ofrecían al oído un aspecto de plurales: pectus pechos, tempus tiempos, pignus peños, á pesar de lo cual, en el período primitivo del idioma, conservaban su valor de singular, ó al menos no se usaban nunca sin la −s; así la frase latina «õpus est mihi» la calcaba la lengua

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Los únicamente cultos son siempre masculinos: emblema, poema, sintoma, epigrama.

antigua uebos me es» y nunca decía uebo; el poema de Fernán González escribe «escudo contra pechos, en la mano su espada,» y el Arcipreste de Hita dice «cató contra sus pechos el águila ferida;» siempre se decía en la Edad Media «dar peños,» por dar prenda, «recebir en peños,» «tener en peños, como en el período clásico tenía á empeños cualquier cosa, y hoy «echarse á pechos algo,» «tomar á þechos,» «abierto de pechos;» «hubo en tiempos » otro tiempo, «en tiempos del rey Alfonso,» etc. Pero, naturalmente, esta s no podía sonar sino á plural, y hubo de formarse un singular antietimológico: empeño, pecho, tiempo, cuerpo, lado.

*

en

c) Los neutros en -r y -n final, según la fonética (§ 62), harán pasar estas consonantes al interior de la palabra y recibirán una e final de apoyo ': robur robre, roble (sin que sea necesario suponer, según el punto e, un nuevo acusativo robure); uber, ubre; piper, pebre; sulfur, azufre; inguen, ingle; legumen, lumen; vimen, bimbre, mimbre; examen, enjambre; aeramen (§ 18 ). En cuanto al género, la terminación en -e es indiferenpara el masculino ó el femenino, y así unos escogieron aquel género y otros éste; los cultos se hacen todos masculinos.

te

d) Neutros de varias terminaciones.-Son también indiferentes para el género masc. ó fem. cochleare (no cóchlear), cuchar, cuchara; puteale (no putěal), pozal; fěl, hiel; měl, miel; sale (no

Los cultos quedan intactos: certamen, régimen, crimen, germen, examen.

del masc. sal), sal; mare, mar; rete tenía también un fem. retis, red.-Tenían que hacerse masculinos por su terminación caput, cabo, y cornu,

cuerno.

e) Deben ponerse aparte ciertos neutros que tenían dos formas de nom. ac. Junto á vas, vasis, se decía también vasum, -i (el plural era siempre por la 2., vasa-orum); junto á Ŏs, osis, había ossum, de donde vaso, hueso; y en vez de lac, lactis, se usaba en latín arcáico lacte, de donde leche. En vista de éstos, stercus (que dió estiercos, antic. y provincial estierco según el punto b) podía tener una forma accesoria de nom, ac. stercore, de donde estierçor disimilado en estiércol (comp. marmorem, mármol) 1.

2] Neutro plural. El plural de los neutros citados se formó de nuevo, según el singular, y no siguiendo la terminación -a del latín: los prados, de prado, no de prata; cabos, de cabo, no de capita. -Si el romance conservó muchos plurales latinos en -a, no fué con valor de tales plurales, sino como singulares femeninos; recuérdese que en latín, junto á arma, -orum, había ya el femenino arma, -ae, y junto á opera, -um, había opera, -ae, femeninos, como el esp. arma, uebra, obra. Hay neutros que dejaron en español doble descendencia de sus formas sing. y plural: pignus dió peños y pignora, prenda; brachium, brazo, y brachia, braza.

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En voces cultas se halla también el tema del genit. abl., como en género, en que la vocal final es extraña al latín.

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