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CAPITULO VI

EL PRONOMBRE

92. IDEA GENERAL.-El pronombre tenía en latín por lo general una flexión algo diferente que el nombre, y en romance ambas flexiones se diferencian bastante. El nombre perdió todos los casos latinos, salvo el acusativo, mientras el pronombre mantuvo, además del acusativo, el nominativo singular (en los pron. personales, demostrativos y relativo), el genitivo de singular (en el relativo), el de plural (en el dialectal lur, § 97), el dativo singular (en los personales de 1.a y 2.a persona) ó el singular y plural (en el personal de 3.a persona). Además el pronombre conservó el género neutro singular (en el personal de 3.a persona, en los demostrativos y en el relativo), que el adjetivo dejó perder. Para esta notable diferencia que existe entre la flexión del nombre y del pronombre, influyó en parte el haber mayor distinción entre ciertos casos en la flexión pronominal latina que en la mayoría de la nominal; pero, sobre todo, el deseo de la lengua de buscar transparencia y facilidad en la expresión.

Fuera de esto, la flexión del pronombre muestra otra riqueza, distinguiendo en el caso régimen dos formas: una acentuada y otra inacentuada; distinción cómoda en que aventaja el romance al latín

clásico. En éste se usaba sólo mi junto á mihi; Ennio empleó sam, sos, sis, por suam, suos, suis, formas acortadas del posesivo que sin duda conocía el latín vulgar.

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PRONOMBRE PERSONAL

93. FORMAS ACENTUADAS.-1] Primera y segunda persona. El nominativo ego se abrevia en latín vulgar ĕo, que da *ieo, io (S 10 ), yo (§ 31, b) tu, da tú. El aragonés ant, usa el nominativo tú para el caso régimen con preposición: «tú et tod el pueblo con tú,» «si á tú place, » como el provenzal ant. y el catalán; el arag. moderno extendió este uso á la 1.a persona con yo, pa yo; como el provenzal moderno, «per yeou; » valenciano, á yo.»El dativo mi ó mihi da mi bos siempre usados con preposición para todo caso régimen; las formas latinas mecum, tecum, se ofrecen en documentos vulgares: micum, ticum; y anteponiendo otra vez la preposición ya pospuesta, resultan los pleonasmos conmigo, contigo.

tibi, tí

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am

En el plural sólo hay una forma de nominativoacusativo: nōs, nos; vōs, vos, usados en lo antiguo; pero que al fin de la Edad Media se reemplazaron por nos-otros, vos-otros, antes empleadas enfá-ticamente para poner la 1.a ó 2.a persona en contraste con otra, y luego usadas en todo caso como formas únicas: nos y vos quedan relegados al estilo elevado y cancilleresco. En vez de nobiscum, vobiscum, decía el vulgar no scum, voscum ($74,), de donde los anticuados con nusco, con vusco.

2] El pronombre reflexivo sigue igual flexión, salvo carecer de nominativo y tener el plural igual al singular: dativo, sibi, sí; consigo.

3] El latín no tenía pronombre especial para la tercera persona: cuando necesitaba de él empleaba cualquiera de los demostrativos; pero el romance escogió ille.

En singular el nominativo sirve para el caso sujeto y el caso régimen con preposición.-Masc.: ille, elle, forma usada en el Poema del Cid y en los textos de la primera mitad del siglo XIII (Berceo, Alexandro, Fuero Juzgo); esta forma tenía una variante: elli, usada por Berceo y otros '. Desde el siglo XIII se impuso como general la apócope él (§ 63 ). — Fem.: Illa, ella. Neutro: Illud, ello.

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En plural el acusativo sirve para el sujeto y el régimen. - Masc.: illos, ellos.-- Fem.: Illas, ellas. 94. FORMAS INACENTUADAS PARA EL CASO RÉGIMEN.-1 La primera y segunda persona sacan sus formas átonas del acusativo. Singular: mē, me; tē, te. Plural: nōs, nos; vos, vos; ésta, á fines del siglo xv, empezó á generalizarse en la forma abreviada os (antes, en unión del imperativo, § 115 ); Nebrija en 1492 da como forma única la de v- inicial, vos, pero en el siglo xvi Juan de Valdés decía que

1 Lai final de algunos pronombres puede explicarse por la influencia de la tónica de qui (§ 101). Esto es más sencillo que acudir á las variantes del latín vulgar illī, ĭstī, etc., cuyo resultado romance debiera ser *ille, * iste (SS 11 y 28), que para convertir en elli, esti debiéramos suponer influído por la inicial de elle y por la final tónica de qui.

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<«tal v nunca la vereis usar á los que agora escriben bien en prosa.» Por influencia de la consonante inicial de me se dijo mos en vez de nos en algunos diplomas antiguos, en el lenguaje villanesco de nuestro teatro y hoy en el habla vulgar de muchas regiones. Además, por influencia de te se dice en Ribagorza y parte del Somontano de Aragón tos, por vos ú os, «llegátos á casa».

2] Igual es el reflexivo sẽ, se, para sing. y plural. En el habla vulgar de Castilla, Aragón y América se le añade la n, signo de plural del verbo «al marcharsen ellos, siéntensen ustedes, váyasen.»

3] La tercera persona difiere en distinguir el dativo del acusativo.

Singular. Dativo masc. y fem.: illi, *ille, le; dialectal li. — Acusativo masc.: illum, *ello, lo; fem.: illam, la.

Plural. Dativo masc. y fem.: illis, les; dial. lis. Acusat. masc.: illos, los; fem.: illas, las.

Se notará que en todos los casos pierde la sílaba inicial Ĭl-; pero el dialecto leonés conservaba la ll en el dativo dió lle, y en castellano sólo por disimilación cuando el dativo iba unido á un acusativo del mismo pronombre *dió-lle-la, formando ambos un todo átono (todo que no se forma cuando al dativo sigue el artículo también átono dió-le la-carta), el cual lle, sustituyendo la ll por g (ambas eran en lo antiguo palatales continuas, S 35), fué en castellano antiguo dió ge-lo, y en moderno dió-se-los; igual serie de cambios ocurre en collecta, ant. collecha, vulgar cogecha, mod. cosecha. Cuando el dativo es plural, sus se asimila á la l- siguiente (comp. en la pro

nunciación rápida de hoy: todo' los días), y por diólles-lo, como se dice en leonés, se dijo dio-ge'- lo, dióselo á ellos.-En el uso las funciones del dat. y acus. aparecen bastante confundidas; el leísmo domina en Castilla, atribuyendo á le funciones del acusativo masculino lo, y aun lo extiende al plural les por los; aunque menos, se aplica á la vez el laísmo que atribuye al acusativo la, las funciones de dativo femenino, y entre el vulgo se abusa también del loísmo atribuyendo á lo significado de dativo.

4] Todas estas formas enclíticas podían perder en los antiguos romances su -e final del singular cuando la palabra en que se apoyaban terminaba en vocal; y así, no añadiendo sílaba, daban á la lengua brevedad y energía que se perdió después por buscar la uniformidad gramatical: «aqueste escaño quem diestes; siempret maldizré; nos detiene; fuel veer,» y la m y la t sufrían los cambios propios de consonantes finales: «tengon por pagado; fusted meter tras la viga» (SS 62 63), ó de mediales: «vos ruego quemblo fagades»; tóveldo = túvetelo (§§ 59, 57 s). Como las consonantes my t dejaron pronto de ser finales en romance, la apócope del pronombre de 1.a y 2.a persona cayó en desuso ya en el siglo XIV. Subsistió hasta fines de la Edad Media la de 3.a per

sona.

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5] Otra manifestación de la unión íntima de estosenclíticos con la palabra acentuada es su fusión fonética, ora mediante asimilación: serville servirle; tornase = tornarse (§ 106); ora mediante metátesis: dalde = dadle; dandos = dadnos (§ 115 „).

6] La tendencia opuesta á acentuar el pronom

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